El Efecto Masa y la Obediencia: La Responsabilidad Diluida
El Efecto Masa y la Obediencia
Durante la segunda guerra mundial, buena parte de la población alemana sucumbió al influjo de la masa; la exterminación sistemática del pueblo judío, la quema de libros, la persecución de homosexuales, la marginación de los opositores a Adolf Hitler, la propia guerra mundial. Todos estos actos fueron asumidos como aceptables, incluso como recomendables, en los contextos bélico y prebélico por millones de individuos que, sin embargo, eran conscientes de su brutalidad y de su falta de humanidad.
Inmerso en un grupo, el sentido de responsabilidad tiende a diluirse (“alguien hará algo”), la capacidad para actuar conforme a los propios principios disminuye y el miedo a sobreactuar se hace patente.
Asimismo, la obediencia y las expectativas del contexto también juegan su parte. En otro experimento de los años sesenta, diversos sujetos terminaron aplicando corrientes eléctricas letales a desconocidos, obedeciendo las órdenes de un experimentador. Un grupo de estudiantes fue seleccionado para participar en un experimento de aprendizaje mediante castigos con descargas eléctricas crecientes. La mayoría de los estudiantes continuaron aplicando descargas, a pesar de los gritos de dolor provenientes de la habitación contigua. Las descargas eran simuladas. De haber sido reales, la mayor parte de los estudiantes habrían asesinado a sus compañeros. El experimento se replicó a finales de los 90 con idénticos resultados; el 80% de los estudiantes aplicaron descargas letales y más de la mitad continuaron aplicando descargas hasta finalizar el experimento.
Este video muestra, en diez minutos más que recomendables, la repetición del experimento Milgram, realizado a finales del siglo XX. Experimento Milgram (en español).
Este documental, con declaraciones de soldados que participaron en las torturas de Bagram, Afganistán, es particularmente revelador. Taxi to the Dark Side (subtítulos en español).
Responsabilidad Diluida
¿Estamos libres del efecto degradante de las masas? ¿Somos libres del influjo de obediencia que emana de las figuras de autoridad? Los ejemplos de la población alemana durante el holocausto nazi, el de los soldados americanos durante los interrogatorios a sospechosos de terrorismo o el de los testigos del asesinato de Kitty Genovese, ¿son hechos excepcionales o por el contrario son la norma en poblaciones humanas?
El experimento Milgram muestra cómo individuos inteligentes, educados, incluso pacifistas, religiosos o liberales, son transformados en torturadores y asesinos. No parece haber credo, ética o signo político, capaz de luchar contra el poder que ejercen las figuras de autoridad y contra el efecto degradante de la masa.
Una película muy recomendable que aborda este tema es “Sophie Scholl”, de Marc Rothemund. Cuenta la historia de una chica alemana y su hermano que son detenidos durante la segunda guerra mundial por oponerse al régimen nazi.
Los seres humanos somos individuos socializados y las sociedades humanas constituyen grupos aislados, masas de hombres y mujeres que establecen vínculos de identidad en base a conductas y opiniones homogeneizadas. En situaciones críticas o poco habituales, el individuo social mira a los demás para saber cuál es la respuesta adecuada. La capacidad de actuar de manera distinta a como lo hace el resto, de no obedecer, de no imitar, de arriesgarse a destacar por un acto original y contrario a las expectativas generadas por el contexto, contrario a lo que hacen y piensan los demás, sin el respaldo de un grupo, es la única vacuna contra la apatía que se deriva de la obediencia ciega y del efecto de la masa; la capacidad de desarrollar un sentido valiente de responsabilidad, individual y colectiva.
Chema Nieto
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