Decir que hombres y mujeres somos distintos externamente es una evidencia indiscutible. Decir que también somos distintos por dentro, en cambio, significa tocar un tema mucho más delicado y complejo. Desde hace tiempo sabemos que los machos de muchas especies tienden a ser más variables y extremos, y los humanos no somos una excepción al respecto, nuestros rasgos psicológicos tienden a mostrar en el sexo masculino una dispersión poblacional mucho mayor que en el femenino. Lo que quiere decir esto es que los dos sexos hablando de promedios no difieren demasiado, pero que en los dos extremos de la distribución hay más hombres que mujeres. Como señala la antropóloga evolucionista Helena Cronin: más necios y más premios Nobel.
El desarrollo masculino es más lento que el femenino (según la neurocientífica Martha Denckla, el cerebro de un niño de seis años se parece mucho al de una niña de cinco) y se puede constatar que los chicos tienen habitualmente mayores dificultades para apropiarse y fijar patrones cognitivos, emocionales y conductuales complejos. Conforme van haciéndose mayores la tendencia es hacia una mayor igualdad, pero la curva de Gauss es diferente en hombres y mujeres: los hombres abundan más en los extremos, hay más hombres muy inteligentes y más hombres muy tontos. El sexo masculino es un género mucho más extremo que el femenino.
Se han encontrado evidencias que muestran el diferente comportamiento de hombres y mujeres respecto a trastornos neurológicos o a la respuesta al estrés, así por ejemplo existe una diferencia de género muy notable cuando se valora la discapacidad mental, ya que los hombres se ven afectados un 30% más que las mujeres. Un papel muy importante en ese sentido lo juega el cromosoma X, cromosoma fundamental en el desarrollo de la capacidad cognitiva y la inteligencia general del ser humano. Puesto que los varones sólo tienen un cromosoma X, eso les hace más débiles. La presencia por duplicado del cromosoma X en las mujeres las hace más flexibles y también explicaría su protección ante ciertas enfermedades que atacan con más frecuencia a los hombres, como el retraso mental, el autismo o la hemofilia.
Pero no todas son malas noticias en el campo masculino: si bien el cromosoma X aumenta la incidencia de retraso mental, también aumenta las posibilidades de la genialidad. Esto ocurre porque los genes de gran inteligencia en un cromosoma X no pueden ser silenciados por los de menos inteligencia en otro cromosoma X.
Sexo débil y cromosoma X
Los cromosomas de hombres y mujeres son iguales. La única diferencia radica en que a los hombres les falta un cromosoma X, lo cual es un déficit importante porque hay mucha información en él, si algo está incorrecto hay un problema. En el caso de una mujer el problema no será severo porque habrá otro cromosoma X y se puede copiar en él lo que falta. Los hombres no pueden hacer eso ya que en vez de otro cromosoma X tienen un cromosoma Y, que es muy pequeño (mientras que el X contiene 1.098 genes, el Y tiene apenas 78) y no tiene información sobre cómo reconstruir el cerebro. La única información que da el cromosoma Y está ligada a la fertilidad masculina y el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios. Si algún gen importante del cromosoma X sufre algún tipo de daño los varones carecen de capacidad para sustituir sus funciones.
El cerebro del varón es por tanto más vulnerable ya que ante una tara genética o mutación asociada al cromosoma X está mucho peor protegido. Las diferencias se manifiestan incluso desde el útero, en donde un feto masculino tiene mayores probabilidades de no llegar a término. Se calcula que se conciben 124 fetos masculinos por cada 100 fetos femeninos. Esto hace que se produzcan más abortos espontáneos de niños que de niñas. Esta diferencia queda reducida al nacer en 105 recién nacidos niño, frente a 100 niñas. En el caso de los partos prematuros, los bebés de tamaño extremadamente pequeño (aquellos que nacen por debajo de los 900 gramos) tienen mayor probabilidad de supervivencia si son niña que si son niño.
Algunos bebés de sexo masculino heredan afecciones provocadas por genes que solamente les pueden transmitir sus madres. Estas anomalías, incluyen trastornos como la hemofilia o el daltonismo (que afecta al 7% de los hombres y sólo al 0,4% de las mujeres), se conocen como trastornos ligados al cromosoma X porque están provocados por genes defectuosos que se encuentran en el cromosoma X. Los varones solamente tiene un cromosoma X, heredado de sus madres (mientras que las niñas tienen dos cromosoma X, uno de cada progenitor), si heredan un gen defectuoso en el único cromosoma X que tienen, desarrollaran la anomalía o enfermedad, ya que no disponen de ninguna copia normal de ese gen. Las mujeres están protegidas porque tienen dos copias del cromosoma X, y un gen normal en uno de los cromosomas generalmente puede compensar a uno defectuoso presente en el otro cromosoma.
Si observamos el gráfico superior veremos que una copia normal (x verde) de un gen en el cromosoma X generalmente es suficiente para el funcionamiento normal. Cada infante varón de una madre que lleva el defecto tiene un riesgo del 50 por ciento de heredar el gen defectuoso y el trastorno. Cada infante mujer tiene una posibilidad del 50 por ciento de ser portadora como su madre.
El cerebro masculino como observamos tiene una estructura menos estable, además debido a la acción de la testosterona es más impulsivo. Los hombres en general están muy interesados en la jerarquía social y como no todos pueden adquirir el mismo rol, algunos se considerarán ganadores y otros perdedores. Los considerados ganadores usan el cerebro según lo que necesiten para ganar con gran intensidad, de forma que tienden a especializarse en algo. Por ejemplo en jugar en fútbol o en ser científicos. Y a veces se pierden en sí mismos en estas especializaciones. Los considerados perdedores a menudo acaban en el otro extremo de la sociedad: acaban en la cárcel o el mundo de las drogas. El masculino es un sexo extremo y también un sexo débil, y se ve influido por una sociedad que le impulsa a destacar ante los demás.
La testosterona lleva a adolescentes y hombres a alcanzar grandes niveles de actividad física, agresividad y competitividad que acortan sus expectativas de vida. Tienen unas posibilidades tres veces más elevadas de ser víctimas de un asesinato, cuatro veces más de cometer suicidio y, de adolescentes, 11 veces más de ahogarse. La testosterona también eleva los niveles de 'colesterol malo' en sangre, que aumenta sus posibilidades de padecer una cardiopatía o un infarto cerebrovascular..
Los hombres mueren de todas las causas principales de mortalidad a una edad más temprana que las mujeres, desde el cáncer de pulmón a la gripe, pasando por la neumonía, las enfermedades hepáticas crónicas, la diabetes y el sida. Los machos castrados viven más que los no castrados en casi todas las especies animales.
Tom Kirkwood, toda una autoridad de la biología molecular del envejecimiento y director del Institute for Ageing and Health de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido, propone una explicación cercana a su conocida teoría del soma desechable. Kirkwood especula que el organismo femenino ha evolucionado para ser más resistente, poseer mejores mecanismos de mantenimiento y reparación por ser el garante del éxito de la reproducción. El soma femenino sería pues, menos desechable. Por el contrario, el organismo masculino cumple un papel en la reproducción mínimo y una vez realizado es desechable.
Hipótesis de la variabilidad intelectual
Retomando el tema que abre el post en relación a la variabilidad masculina, un interesante estudio de investigación genética de la australiana Gillian Turner, indica que hay varios genes para la inteligencia y estos marcadores de la inteligencia sólo se encuentran en el cromosoma X. De forma paralela investigaciones de Horst Hameister y otros colegas de la Universidad de Ulm también han hallado un grupo de genes en particular dentro del cromosoma X relacionados directamente con el desarrollo de las habilidades cognitivas. Como antes hemos explicado las chicas heredan dos cromosomas X y los chicos sólo uno emparejado con otro Y; por tanto, las mujeres tienen una doble dosis de genes que podrían afectar a la inteligencia, así si una chica recibe un gen de inteligencia distorsionado en uno de sus cromosomas X, hay todavía una buena probabilidad de que ella herede una constitución normal en el segundo, recibido del otro padre, teniendo por tanto la oportunidad de reducir el impacto de un gen distorsionado. Un varón, con un gen distorsionado se verá más afectado porque él no tiene la protección de un segundo cromosoma X normal; los investigadores sugieren que esta es una de las claves de la variabilidad.
Este diferente punto de partida a nivel biológico podría ser el que explicase el hecho de que los rasgos psicológicos tiendan a mostrar en los hombres una dispersión poblacional mucho mayor que en las mujeres. Para cada rasgo, las mujeres se agrupan en una campana de Gauss bastante cerrada en torno a la media, y los hombres forman una campana más amplia. Es decir que hay más deficientes mentales en el sexo masculino (CI por debajo de 70), y también más talentos (con CI mayor de 130 hay un 30% más de niños que de niñas). Este fenómeno se denomina “hipótesis de la variabilidad” e investigaciones recientes confirman que si bien en los valores centrales de las puntuaciones de CI las diferencias entre hombres y mujeres apenas existen, sí aumentan en los extremos de la distribución (infradotados y genios), de hecho las diferencias se hacen más notorias cuando más nos desplazamos hacia los extremos de la distribución. En general las mujeres suelen tener una población proporcionalmente mayor en cuanto a un nivel de inteligencia promedio, en cambio la inteligencia en la población masculina está más distribuida en los extremos, con una mayor variabilidad de resultados, habiendo una población relativamente mayor de hombres tanto con discapacidad intelectual como sobredotación intelectual. En términos estadísticos no existe diferencia a nivel de promedio pero la varianza masculina es mucho mayor, los hombres tienden a estar sobrerepresentados en los dos extremos de su distribución global. Veámos su explicación en el siguiente gráfico.
Como puede observarse las distribuciones normales para los hombres (línea naranja) y mujeres (línea verde) son idénticas cuando hablamos de las medias y los promedios, pero no así sus varianzas. El esquema de la derecha muestra una ampliación del extremo derecho de la distribución. En marrón, el área de superposición de las dos distribuciones, verde y naranja, áreas únicas para mujeres y hombres, respectivamente.
Es decir, la inteligencia media de hombres y mujeres es aproximadamente la misma, pues es una extracción de cromosomas X de una misma masa genética mundial. Pero la dispersión de la inteligencia es mayor en los varones, mientras que en las mujeres, presenta valores más aproximados a la media. La explicación parece estar en que gran parte del componente intelectual de los individuos está ligado al cromosoma X, la probabilidad de heredar el cromosoma X en el hombre se ve disminuida a una (XY); en tanto que en las mujeres puede suceder una combinación de dos probabilidades (XX) llegándose a promediar un cromosoma inteligente con un cromosoma X no inteligente dando como resultado una inteligencia más armonizada.
Veamos una justificación matemática de la teoría del cromosoma X
En un caso muy simplista, y para su compresión, se puede ejemplicar un matrimonio “equilibrado” donde hombre y mujer tienen ambos una inteligencia de 5 puntos sobre 10. El hombre tiene un gen de inteligencia con valor necesariamente 5. La mujer, por ejemplo, podría tener dos genes con valores 3 y 7, en sus dos cromosomas X, por lo que tendría en promedio una inteligencia de 5 puntos. Supóngase que tienen cuatro hijos; 2 niños y 2 niñas. Si los cromosomas X de la madre se reparten por igual, se tendría:
- Niño 1: cromosoma X de la madre de 7 puntos.
- Niña 1: cromosoma X de la madre de 7 puntos más cromosoma X del padre de 5 puntos. Inteligencia promedio 6.
- Niña 2: cromosoma X de la madre de 3 puntos más cromosoma X del padre de 5 puntos. Inteligencia promedio 4.
- Niño 2: cromosoma X de la madre de 3 puntos.
Los cuatro hermanos tienen inteligencias distintas, aun cuando los padres sean iguales a 5, y además los niños quedarán en los extremos y las niñas en el centro.
Una mayor variabilidad masculina podría explicar en parte los resultados de un exceso de varones en niveles muy altos de rendimiento en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Igualmente en ese caso la evidencia biológica es contradictoria y no parece suficientemente concluyente ya que siempre debemos tener en cuenta el componente cultural a la hora de abordar este tema. Para más información remitimos al lector a la entrada de este blog relacionada.
Pruebas de corroboración
- En un estudio de Stephen Machin y Tuomas Pekkarinen basado en datos de la OCDE y del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) realizados en 41 países industrializados se analizaron los resultados de las pruebas de matemáticas y lectura por países, centrándose en las diferencias en la media y la varianza de las puntuaciones. En 35 de esos 41 países, sus análisis indican que los resultados de los chicos tienen mayor varianza que los resultados de las chicas. Por ejemplo en matemáticas, en 35 de los 41 países, hay más niños que niñas entre los alumnos más avanzados (5% superior). Por su parte para la lectura, en 39 de los 41 países que más niños que niñas en la parte inferior (5% de las puntuaciones). El estudio no encuentra correlación entre los índices de brecha de género (Gender Gap Index) y los ratios de varianza, ya sea para las matemáticas o la lectura. Por lo que este análisis de los datos internacionales de calificaciones en una muestra bastante representativa de una mayor varianza entre los chicos que entre las chicas
- Un estudio contemporáneo que se cita a menudo como evidencia de una mayor variabilidad masculina y una preponderancia de los varones en los niveles superiores es el Johns Hopkins Study of Mathematically Precocious Youth (SMPY), que se centra en alumnos que han obtenido una puntuación superior a 600 en el SAT-Math . En los primeros años del estudio, la década de 1980, los investigadores reportaron una gran preponderancia de los varones entre los de puntuación superior 700 en el SAT-Math con un ratio hombre/mujer de 12.9:1. Los informes más recientes, sin embargo, muestran que la brecha de género se ha cerrado considerablemente en el año 2005, habiendo bajado la relación hombre/mujer a 2.8:1. Esta tendencia sugiere que las fuerzas culturales estaban trabajando en la creación de las relaciones de género desiguales hace 25 años y en la reducción de la brecha de hoy en día. Pese a todo el hecho de que siga habiendo una proporción 3 a 1 sigue siendo bastante significativo.
- En otro estudio realizado en 2005 por Ian Deary, Paul Irwing, Geoff Der, y Timothy Bates, centrándose en la ASVAB (Armed Services Vocational Aptitude Battery) con resultados de 1292 parejas de hermanos del sexo opuesto, los resultados mostraron una diferencia significativamente mayor en la variabilidad de los resultados obtenidos por los hombres respecto a los de las mujeres.
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