Olé
Fuente: Moncloa
El Gobierno ha subido el IVA del circo aunque ha mantenido el del pan. La venganza del no a la guerra ha llegado en forma de ira impositiva contra el precio de las entradas. La nueva de Batman costará nueve pavos por alma, siete para el caballero de la noche y dos para Bankia.
El Gobierno gobierna contra su propio programa electoral, posmodernismo democrático, entiéndalo, las circunstancias y la herencia socialista y Alemania y el bosón de Higgs. Es todo muy complejo, así que, ni pa ti ni pa mí, te bajo el sueldo, te subo el IVA, el IRPF y vigila ese útero tuyo porque no corren buenos tiempos para las bajas por maternidad.
Un spin-off orgánico de Carlos Fabra llamado Andrea nos ha hecho saber que el dinero de Castellón bien vale un poco de impunidad. Que se jodan es el nuevo todo el mundo al suelo, un eslogan para esta España donde la estafa no solo compensa sino que se premia.
¡A la mierda Juan Ramón Lucas! ¡Al paro Toni Garrido! Por fin la radiotelevisión pública se libra de esa panda de comunistas que han hecho líder a TVE y a RNE y han obtenido decenas de premios internacionales. Entiéndelo, La Verdad tiene que volver a La De Todos, y esa gente no está de acuerdo con La Verdad que ha votado una mayoría de españoles. Afortunadamente, España está llena deperiodistas que entienden la actualidad de la misma manera que sus amos.
La policía, mientras tanto, carga contra los elementos subversivos que se toman un café en una terraza de la Gran Vía de Madrid. Normal, si esas personas fuesen verdaderos demócratas tomarían café en La Moraleja. Somos una democracia joven, por eso recordamos tan bien los mecanismos de la dictadura. Para que luego digan que en España no hay memoria histórica. Ahora que ya no hay Cuéntame (porque estaba por encima de nuestras posibilidades), la policía nacional hace el papel de los grises. Les deseo lo mejor en los Goya, si es que sigue habiendo de eso.
Dice Calatrava que cobra lo que se merece, porque él es un artista más de la factura que de la arquitectura. Y Mariano Rajoy, el gallego que se creyó Obama, anuncia solemne que no podemos permitirnos una democracia. A partir de ahora, proclama el BOE, el poder ya no residirá en el pueblo, sino en un lugar mítico ubicado un poco más al norte. No se angustien, el gobierno nos irá traduciendo del inglés las instrucciones a medida que éstas vayan llegando. Rajoy ya ha admitido que él no puede hacer nada. Y como respuesta a tan sincero strip-tease político, su grupo parlamentario le ha aplaudido en pie. Pena que nadie le gritara olé. Un olé torero y español. Un olé con cojones, con camisa abierta y pelo en pecho.
La clase media se desangra en la arena. Algunos dicen que es un crimen. Para el Gobierno, sin embargo, es un arte.
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