lunes, 21 de mayo de 2018

La función de podemos y el chalet

Pablo Iglesias ya llevó a cabo su labor como catalizador de la ira popular. Una vez controlada la disidencia, su trabajo político ha terminado. El camino para que Ciudadanos gobierne (es decir, para que el PP/PSOE se perpetúe en el poder) ya está pavimentado. Ahora ya puede dejar de fingir y revelar su auténtica naturaleza. La estupidez que le atribuye el autor del artículo me resulta cómica. Parte de la tesis que dicta que Podemos fue en algún momento de su historia un partido honrado, en vez de, como mencioné arriba, un instrumento del poder para controlar la disidencia. Pablo Iglesias no es estúpido; Pablo Iglesias se quiere jubilar con honores. Ha convocado una consulta sabiendo que será cesado de su cargo, y utilizará este hecho como argumento final a favor de su honradez política, cuando su labor auténtica ha sido dar falsas esperanzas y desviar una cantidad ingente de energía y rabia, inmensamente peligrosa para el poder actual, a un callejón sin salida, disipándose por el camino. El mayor peligro de todo esto es que los desencantados de Podemos cambien el voto hacia Ciudadanos, en vez de disiparlo entre partidos minoritarios más a la izquierda de Podemos, llevando así el centro de gravedad de nuevo a la extrema derecha, y otorgando de nuevo la mayoría absoluta, indirectamente, al PP, a través de hijo bastrado Ciudadanos. Todo con el beneplácito del PSOE, por supuesto, que ha demostrado sistemáticamente que su papel como oposición es meramente estético. Y cuando digo que éste es el mayor peligro, lo que quiero decir es que dicho flujo de votos es parte del plan, y Pablo Iglesias uno de los actores principales. Nada en política ocurre por azar, y esta bofetada a los votantes de Podemos tiene, como todo vector, una dirección y una magnitud.

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