viernes, 1 de marzo de 2019

Relatos del más allá

Una vez conocí a una enfermera, que me conto algo espeluznante, hizo turno de noche y por la mañana se metió en la cama y rompió a llorar, me contó que esa noche se habían equivocado con el personal, donde ella trabajaba (cuidados medios neonatología) sobraba una persona y faltaba una en oncología pediátrica, que si quería ir ella que era nueva y nunca había estado; arropando al último niño le dijo si no podía jugar más, y le contó que veía a otros niños entrar y salir de la habitación en un tren de juguete que le decían que fuera a jugar y le llamaban por su nombre. Se fue a la sala donde el personal descansaba y entre el susto y que no conocía a nadie llevaba mala cara, los compañeros la intentaron animar y al final les contó lo que el niño le había dicho; me contó que la salsa se quedó en silencio y todos con cara triste mirando al suelo, cuando preguntó qué pasaba le contaron que cuando un niño veía a los niños del tren es que se moría esa noche; el niño había superado con éxito todo el ciclo de quimio y le iban a dar el alta esa misma mañana, cada media hora fue a ver si el niño estaba bien, y amenazó a sus compañeros que si era una novatada y «le habían dicho a un niño de ocho años que le dijera eso se la iban a cargar»; en el cambio de turno a las siete de la mañana se murió el pobre chaval.

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