jueves, 6 de mayo de 2010

Carne de gimnasio

Típico gordo cabrón que se puede ver en cualquier gimnasio

¿no habeis estado en ningun gimnasio? seguramente os habreis topado con los siguientes personajes que, curiosamente, parecen repetirse en cualquier gimnasio en el que hayais estado:






  
1.- El gordo cabrón .  Patético personajillo que trata de perder la grasa acumulada a base de jamoncito, vino y otras delicatessen similares sin querer aceptar que para eso hace falta hacer ejercicios aeróbicos.  Es decir, que hay que correr más y levantar menos pesas.
El cachitas del gimnasio
2.- El cachitas.  En todos los gimnasios hay algún tipo desproporcionado de esos que sólo comen proteinas de huevo y fibra en cantidad suficiente como para cagar camisetas.  Se les reconoce fácilmente por llevar unos modelitos muy característicos: pantalones de un millón de colores, capaces de provocarte una epilepsia si los miras fijamente, camisetas de tirantes que se limitan a un simple hilo a la altura de la espalda… vamos, todos sabemos a lo que me refiero.
Proyecto de cachitas
Proyecto de cachitas
Seguramente los cachitas pagan más cuota por ir al gimnasio que el resto de los mortales, porque si no ¿por qué acapararían varias máquinas a la vez en vez de entrenar de una en una?
3.- El proyecto de cachitas.  Estos personajes, aunque narcisistas por naturaleza, suelen ser muy gregarios.  Así, cuando se reúnen en manadas, se les puede escuchar comentarios del tipo “¡oh, tienes un deltoides hipertrofiado que es la caña! ¿Cómo lo haces?“.
Suelen vestir con ropa muy ajustada.  Muy muy ajustada.  Bueno, en realidad compran su ropa en la sección de bebés de los hipermercados.  Así consiguen que les quede tan pequeña que, por una sencilla ilusión óptica, aumenta el tamaño de sus brazos hasta hacerlos parecer columnas.
La divina del gimnasio
La divina del gimnasio
No suelen llevar pantalones cortos (“es que no hago pierna, como ya juego al fútbol no lo necesito…“) y son los clientes habituales de los productos alimenticios que se venden en los gimnasios: proteínas, aminoácidos, hidratos de carbono, quemadores de grasa… en un grado ya avanzado, también se convierten en clientes habituales de los especialistas endocrinos, que tendrán el papelón de arreglar todo ese desaguisado metabólico.
4.- La divina.  Las divinas, al revés que los proyectos de cachitas, suelen ser especies solitarias, no soportan estar junto a otras divinas.  Se las distingue fácilmente por dos características comunes entre ellas: la primera es que suelen estar muy buenas y la segunda es que no sudan.   Esta última característica es la que más me llama la atención, porque tías macizorras hay muchas pero ¿cómo lo hacen para no sudar, si yo sudo hasta cuando voy al WC a soltar mis 600 gramitos de después de comer?  Se trata, sin duda, de un expediente X que debería ser investigado (si no lo ha sido ya) por el gobierno de EE.UU.
Principiante patético preparándose para el gimnasio
Principiante patético preparándose para el gimnasio
Por otro lado, las divinas suelen ir impecablemente vestidas al gimnasio.  Perfectamente conjuntadas, enseñando piercings si los tuvieran (que es lo normal, puajjjj), con prendas de lycra o similares, tan ajustadas que parecen atletas de la final de 100 metros lisos.  Y, ojo al dato, no es extraño verlas con…. ¡¡zapatos de tacón alto!! ¡¡Sí, en pleno gimnasio y haciendo pesas!! ¿No es eso un síntoma inequívoco de que nos encontramos frente a una divina? ;)
5.- El/La principiante patético/a.  Su frase característica la pronuncia cuando habla con el monitor/monitora de ese gimnasio: “no me pongas una tabla de ejercicios muy grande porque no quiero ponerme demasiado fuerte“.  ¡¡¡JUAAAASSS!!! :lol:
En mi humilde opinión, creo que estos son los más divertidos de todos.  Como nunca han  estado en un gimnasio y ven a los cachitas o a los proyectos de cachitas entrenando con grandes pesos, los principiantes patéticos parecen sentir vergüenza por entrenar con pesos inferiores, así que cargan las barras con muchos más kilos de los que son capaces de mover, no sea que les estés mirando.  Luego piden a alguien que les ayude: “¿Te importa echarme un vistazo? Es que estoy saliendo de una lesión en el hombro y ya sabes…
Paradójicamente, los principiantes suelen ser los que mejor eligen su ropa para ir al gimnasio: ropa deportiva, cómoda, absorbente, transpirable… incluso cintas para el sudor de la frente, muñequeras, etc.  Van preparadísimos para la gran Maratón, vaya. Lo que les delata, además de la abundancia de complementos deportivos, es que suele ser ropa nueva, recién estrenada.
Limpiaconciencias en bikini (lo siento)
6.- El/La limpiaconciencias.  Aunque los hay durante todo el año, los limpiaconciencias aumentan exponencialmente su presencia en los gimnasios en épocas clave: a principios de año (por aquello de los propósitos a cumplir para el año nuevo), poco antes de las vacaciones de verano (intentando remediar en 15 días lo que no se intentó durante todo el año) y, como es natural, después de las vacaciones de verano (¡¡Por todos los dioses!! ¿¿De dónde han salido estos michelines, si yo siempre he sido fibroso cual estatua griega??)
Lo fundamental de un limpiaconciencias, antes que su apariencia o su comportamiento social es su motivación: necesita apuntarse a un gimnasio por una exigencia psicológica.  Lleva mucho tiempo justificando sus michelines de un millón de maneras (“mi metabolismo, que me hace engordar con un vaso de agua” … “¿comer yo? Si apenas como nadaaaa” … “¿grasa? No, esto no es grasa. Es que yo retengo líquidos” … “no tengo más tiempo para hacer ejercicio, entre el trabajo y los niños ya estoy ocupadísim@” … “¿Lo ves? Yo hago lo que puedo para adelgazar, ya estoy apuntado al gimnasio“) y su presencia física en la sala de pesas es algo que le permitirá tener la conciencia tranquila cuando vuelva a casa y se zampe una fuente de grasientas y deliciosas patatas fritas con salsa mahonesa.
Si engorda, no será por su culpa: está apuntado al gimnasio ¿qué más puede hacer si su metabolismo es así?
Fuera del gimnasio, también se reconoce rápidamente a un limpiaconciencias porque introduce repetidas veces la palabra “metabolismo” en la conversación.
Estos personajes rara vez duran más de un mes asistiendo al gimnasio y casi siempre lo hacen durante las épocas señaladas al principio.
Bueno, eso es todo por hoy.  Me retiro a pensar qué podría criticar mañana…

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