Desde sus primeros años en el Meiwa FC, tuvo fama de conflictivo. Los rumores le apuntaban como el autor de pequeños hurtos en el vestuario del equipo, aunque nunca nadie se atrevió a señalarle con el dedo desde que su entrenador, Jeff Turner, lo hiciese, lo que le sirvió para llevarse una luxación de dedo índice de regalo. Tras llegar a la fama en el Toho, los entendidos comentaban que Mark no tenía techo.
Otros pensaban que lo que no tenía era tabiquepara tanta farla. Lo que nadie duda es que la relación que mantuvo con Roberto Sedinho perjudicó al jugador y le llevó a meterse en el lado salvaje de la vida. Además, las relaciones con sus compañeros de vestuario fueron de mal en peor. Tras robarle la novia a su mejor amigo, Dani Melow, le pegó una buena curra acusándole de “hijo de puta” y de “no querer pasarle el balón por ser más moreno de lo normal“. Tras practicar el tiro del tigre con la cara de Melow como objetivo y quebrar las dos muñecas de Ed Warner (sic) “porque me sale de la polla”, el club acabó por rescindir su contrato.
Su etapa en el Calcio italiano confirmó el mal camino que Lenders tomaría en su vida. Allí coincidiría como rival con Diego Armando Maradona, aunque pronto se hicieron amigos. Al dueto se le unió Claudio Caniggia y, posteriormente y venir a cuento, Poli Díaz ‘El potro de Vallekas’. Esta panda de titanes sembró el pánico en discotecas y pizzerías. Después de caer en la ruina por apostar toda su fortuna en las carreras de mandriles, Lenders abandonó el deporte y acabó volviendo a su país y cometiendo numerosos robos que le llevaron a prisión.
Diez años más tarde, ‘El jabato de Saitama’ vuelve a las calles. Su puesto en el equipo de fútbol de la prisión será difícil de sustituir, aunque se barajan varios nombres como el de Teddy Bautista para remplazarle como delantero. ¡A golear por la escuadra, Teddy!
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