martes, 4 de octubre de 2011

HOLY TERROR, de Frank Miller

Holy Terror es el esperadísimo retorno de Frank Miller al mundo del cómic, tras su experiencia como director de cine, que se saldó con más pena que gloria. Ahora, en el que será uno de los tebeos más leídos y comentados del año, sin duda, Miller regresa con un proyecto que arrancó como un nuevo acercamiento aBatman, pero que ha acabado siendo protagonizado por otro personaje, aunque el autor no se molesta mucho en ocultar en ningún momento los visibles rastros de la anterior identidad deThe Fixer, el justiciero que se encuentra una noche con la guerra para la que siempre se había estado preparando: la guerra contra el terror que Al-Qaeda desata repentinamente en su ciudad. Atención: spoilers aheadLa alegoría del 11-S está más que presente, naturalmente. Miller ilustra bien lo desprevenidos que un ataque terrorista es capaz de coger a quienes se supone deberían haberlo impedido, enzarzados en disputas internas o simplemente distraidos (algunos, como B… digo, The Fixer y Cat… ehhh, la Ratera, enzarzados en "algo más" que una disputa, una morbosa escena a la que Miller dedica prácticamente la mitad del álbum, una extensión a todas luces excesiva) y la confusión que provoca… que en el caso de nuestros héroes, enseguida se convierte en torva determinación, naturalmente.



Es interesante, aunque Miller la desarrolla poco (en caso de haber sido Batman el protagonista, todo el asunto sería distinto, claro, y entonces esta dimensión cobraría mucha más importancia), la idea de que la lucha contra el crimen de The Fixer es simplemente una preparación para la verdadera batalla, la guerra para la cual el socio sionista de The Fixer, David, le reclutó y preparó, porque sabía que un día como ese llegaría… La pregunta es ¿cómo lo sabía? ¿Quizá porque sabía que "alguien" había estado agitando demasiados avisperos, o peor aún, introduciendo avispas en lugares perfectamente pacíficos para convertirlos en terribles avisperos? Como diría Naomi Klein, no se trata de aprovecharse del shock, sino de estar preparado para aprovecharse del shock…

Resulta un tanto facilona toda la parte final, en la cual el héroe y su socia desbaratan la célula terrorista que ha atacado su Empire City gracias a su inteligencia y determinación, pese a lo insidioso (y al número) de sus enemigos. The Fixer es como Marv, y también como el Batman de Dark Knight Returns: un hombre que ha encontrado su misión. En otras palabras, un fanático pasado de vueltas. Y naturalmente, toma su destino en sus manos, y hala, a machacar terroristas. Nada nuevo bajo el sol.


Leo por la red que Miller espera que Holy Terror "cabree a mucha gente". Diez años después del atentado, tanto se ha hablado al respecto que no sé yo si el bueno de Miller no estará exagerando un poco. Y lo de que quiere "recordarnos que estamos en medio de una larga guerra" y que el "enemigo es maligno, traidor y despiadado" suena mucho a disco rayado. Es bastante simplón. Más que cabreo, provoca ausencia de sorpresa. Yo tengo la teoría de que, desde que lleva ese sombrero con el que suele fotografiarse, el riego sanguíneo del cerebro de Miller se ha visto afectado… pero esto solo son ideas mías, claro. 

Desde luego, Miller no se corta un pelo, ni tiene por qué hacerlo, dado que el cómic lo publica la división de cómic de Legendary Pictures, que él mismo apadrina, junto a Matt WagnerPaul Pope y Bob Schrek. The Fixer se lamenta de la falta de respeto por el valor de la vida humana de sus enemigos, mientras los apaliza, mata y tortura salvajemente en su manera de entender la "diplomacia postmoderna", muy cercana a la de ese gran intelectual y diplomático, Leónidas de Esparta (más bien, "Leónidas de Miller"). ¿Propaganda? Eso no tiene nada de malo. Pero quizá Holy Terror tuviera más sentido en los dos primeros años después del 11-S: a diez años vista, resulta un tanto reduccionista no tener en cuenta todo lo que la "guerra contra el terror" ha desencadenado, y cómo ha cambiado la forma de vivir en las sociedades occidentales. El mensaje está claro, y no es nuevo. Están ocultos entre nosotros, desconfía… aunque quizá tengamos algún trato con ellos, o sea que tampoco lo digas muy alto. "America no tiene amigos, tiene intereses", dice Tom Waits que dijo Kissinger, ejem, Premio Nobel de la Paz, recordemos… La identificación de la mezquita (construida con dinero saudi, para más señas) con la base terrorista, las referencias a las vírgenes del paraiso (ellos son ignorantes y bárbaros, nosotros no) y demás tópicos son las escasas perlas que Miller dedica al enemigo, cuando quizá habría sido interesante que escarbase un poco en esa mentalidad fanática que considera bueno y decente el acabar con la vida de los infieles. "Cuando encuentres a un infiel, mátalo", curiosa elección de cita, seguro que el bueno del profeta dijo alguna que otra cosa más… es como quedarte con "no he venido a traer la paz, sino la espada", si hablamos de Jesús. De hecho, el breve papel de Amina, la terrorista suicida, pese a los tópicos, es una de las escasas notas de verdadero interés del tebeo. Tampoco saca demasiado partido Miller a los numerosos personajes reales a los que recurre como "convidados de piedra" en muchas viñetas.



Holy Terror, pese a algunos aciertos narrativos (la manera en que refleja que las víctimas tienen rostro, por ejemplo), en resumidas cuentas, termina produciendo una impresión de "mucho ruido y pocas nueces", de intrascendencia, y eso es lo peor. Que básicamente no va a ninguna parte. Tampoco aporta grandes sorpresas a la bien conocida pericia narrativa del autor de Ronin, que se sigue manteniendo en sus trece, artísticamente hablando. Eso sí, algunas páginas son realmente confusas, algo inédito en Miller. Y algunas páginas tiene cierta apariencia de "corta y pega", como si Miller hubiera completado el álbum a tirones y luego hubiera "encajado" las partes.

¿El mundo es volátil? Claro. ¿Hay que estar preparados para cualquier cosa? Desde luego. Pero también hay que preguntarse por qué es tan volátil. De dónde salen "ellos", los que amenazan, los que secuestran, los que matan. No sólo acabar (más bien, intentar acabar) con ellos desplegando las mismas armas que ellos tan bien utilizan: el terror. "Shock and awe", ¿nos suena de algo? Quizá si The Fixer sobrevivió a la batalla en la base secreta bajo Empire City, se pasee ahora por Afganistan, o Irak, o algún otro berenjenal del que aún no hemos oido hablar… quién sabe.

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